El doctor Samuel Jean Pozzi en casa (1881)
Autor: John Singer Sargent
Medidas: 201,6 x 102,2 cm.
Museo Hammer Museum - Loas Ángeles UEEUU)
La primera vez que vi este cuadro fue en la portada de la novela de Julián Barnes, El hombre de la bata roja del que ya he hablado en esta web. Pues si bien conocía a Sargent y algunas de sus obras, esta en concreto la desconocía al igual que al modelo.
John Singer Sargent es un pintor (1856-1925 )norteamericano formado en Europa. En su obra toca varios géneros. En todos ellos se aprecia un conocimiento y estudio de los grandes maestros europeos del Renacimiento y el Barroco. A ello unía una destreza técnica que le permitía dibujar con el pincel y conseguir unas interesantes calidades con el color que emulan en ocasiones claramente a estos maestros. Entre todos ellos, él mismo destaca su pasión por Velázquez, por lo que visitó España en varias ocasiones, pero también manifestó su admiración por Ingrés, Rafael y El Greco.
Fue su faceta de retratista la que le dio más fama y dinero, siendo demandado, por la alta sociedad al uno y otro lado del Atlántico. Es precisamente entre esa rica clientela finisecular en la que encontramos al protagonista del cuadro que nos ocupa: El doctor Pozzi en casa, al que el propio pintor define como muy brillante. Efectivamente, era brillante, culto, elegante, guapo, rico y coleccionista de arte. Además de popular fue también médico de la Seguridad Social hasta su jubilación, investigador y sobre todo fue padre de la ginecología francesa. Obteniendo la primera cátedra (1900) de esta especialidad.
Adentrándonos ya en el cuadro, debemos de tener presente que en principio no formó parte de los mejores retratos de Sargent. De hecho, por aquellos años fue enviado a Londres para ser expuesto en la Royal Academy y pasó desapercibido. En los últimos años tiene lugar una mayor difusión a raíz de la publicación del libro El hombre de la bata roja por ser elegido para ilustrar su portada. Es precisamente en este libro donde encontramos una descripción minuciosa y fidedigna del retratado desde el punto de vista físico, del atuendo, los gestos, etc. Sin embargo, cuando Barnes se adentra en busca de simbolismos, hace suposiciones más propias de un escritor, en las que le puede la vena imaginativa literaria, que de un historiador del arte, el cual suele ser más “aséptico”, menos imaginativo y más técnico.
El pintor en este retrato del doctor Pozzi, como luego también hará en otros, rompe con el retrato envarado academicista tan en boga en aquel momento para acercarnos a un personaje grequiano. Sargent, al igual que los pintores vanguardistas, era gran admirador de El Greco e incluso realizó copias de sus obras, siendo la más conocida La Trinidad del Greco(1895). Por ello, no debe sorprendernos esta aproximación que no todos parecen percibir y que sin embargo es esencial sobre otras consideraciones. Basta observar la figura alargada de Pozzi, elegante en la pose y en el gesto y luego está el color, que es el recurso más interesante en el cuadro casi monocromo que crea un juego de claroscuro con el rojo luminoso de la bata y el oscuro, granate, del fondo. Es precisamente el rojo veneciano brillante de la bata el que lleva a acercarlo al rojo veneciano intenso de El expolio del Greco junto con la gestualidad de las manos.