El hombre de la bata roja 

 

Punto de Libro /

Título: El hombre de la bata roja

Autor: Julián Barnes (Traducción: J. Zulaika)

Año: 2019

Editorial: Anagrama- Barcelona

He leído El hombre de la bata roja por primera vez hace dos o tres años. Fue una lectura rápida y sin mucho interés, cosa que no aconsejo por la cantidad de datos que proporciona. Cuando llegué al final, solo el personaje del doctor Pozzi, el protagonista de la acertada portada del libro, había despertado mi interés.

Por lo demás, me pareció una obra de no ficción, pero no un ensayo como algunos la presentaban. También me pareció, quizás achacado a la rapidez, un poco embarullada, sobre todo a la hora de “enlazar” los diferentes temas.

Estaba claro que no era el momento para esa primera lectura. Es evidente que un libro tiene su momento para cada lector, determinado por muchas circunstancias. La esencial es el estado de ánimo, lo que busques o desees en ese momento, evasión, información…

Fue la búsqueda de información sobre La belle époque la que me hizo recordar El hombre de la bata rojay así llegué a una segunda lectura más pausada que me permitió apreciar el estilo de Barnes, pues no había leído nada de él. De todas formas, tengo la sensación de que este libro no debe de ser el más recomendado para iniciarse en su obra.

El escritor en El hombre de la bata roja nos introduce en ese mundo refinado y decadente de La belle époque, últimas décadas del siglo XIX y primera del XX a través de sus personajes: El conde de Montesquiou, esteta y referente de la moda; el doctor Pozzi, cirujano, padre de la cirugía ginecología en Francia, elegante y seductor, además de “asquerosamente guapo”, como lo definió alguna de sus contemporáneas y el príncipe Edmond de Polignac, amante de la música. Por último, yo añadiría un cuarto personaje que, aunque ficticio, resulta imprescindible. Me refiero al excéntrico Des Esseintes protagonista de la novela A contrapelo (1884) de J. K. Huysmans, considerada la máxima expresión del decadentismo. Des Essenintes es el alter ego literario del conde de Montesquiou del que echa mano Barnes en varias ocasiones para introducirnos en determinados temas o personajes.

En torno a todos ellos, sobre todo a los dos primeros, Barnes establece una malla de relaciones de amistades, amores, odios, envidias o traiciones en las que se encuentran los personajes más famosos de la época como Sara Bernhardt, Proust, Oscar Wilde, Zola, Bandelier, Goucourt, Flaubert o los pintores Degas y Sargent, entre otros muchos.

Conocer cómo se interrelacionan todos ellos entre si es uno de los aspectos interesantes que ofrece el libro. Pues, con frecuencia, la mayoría de los lectores conocemos a todos estos personajes referentes de la literatura, del arte, del pensamiento o de la moda finisecular a un nivel más individual, pero ignoramos las relaciones, a veces muy estrechas que han existido entre ellos.

De la misma manera, Barnes nos introduce en aquellos temas políticos, sociales o culturales que acontecían o preocupaban en aquel momento. Desde las novedades científicas, sobre todo médicas de la mano del doctor Pozzi, pasando por el coleccionismo a través de Montesquiou, hasta llegar a los duelos, la homosexualidad o el controvertido caso Dreyfus.

Sin bien todo lo visto son los hilos conductores, no hay que olvidar que los pilares sobre los que asienta El hombre de la bata roja son las dos corrientes, que ocuparon este período y van más allá de lo meramente artístico. Me refiero al decadentismo y el dandismo con frecuencia confundibles porque comparten muchos puntos pero que también existen matizaciones entre ellos. Ambas coinciden en que se oponen a lo burgués y por el contrario son aristocráticas y clasistas. El decadentismo, más identificable en el libro, es más intelectual, ligado a la estética (literatura, arte, lujo). El dandismo, que ha existido en otros momentos de la historia, es una actitud ante la vida y aquí ante una sociedad a punto de desaparecer. Al dandismo le gusta el escándalo y odia las reglas.

Como conclusión a la segunda lectura mantengo lo observado en la primera: no es un ensayo (faltaría profundidad y sobra anécdota), esto no impide que estemos ante un libro rico en información. También mantengo el “embarullado” en ocasiones, que salva por el contrario una prosa clara. En las obras de no ficción a la creatividad, patrimonio exclusivo del autor, se deben sumar claridad y veracidad.

Recomiendo la lectura de El hombre de la bata roja mejor si se tienen conocimientos previos del tema. El personaje del doctor Pozzi, sobre él recae el peso de la obra, efectivamente es muy seductor. Barnes estuvo muy acertado al convertirlo en esa especie de guía de La belle époque.

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