Órgano, música y naturaleza

En la colegiata de Santa María la Real de Xunqueira de Ambía, con su interesante órgano del siglo XVIII como protagonista, está teniendo lugar el XXX ciclo de órgano e música antiga. Estos ciclos que con el paso del tiempo han ido despertando el progresivo interés entre el público y estudiosos, se deben al empeño de Canco López, gran conocedor de la música antigua que, a finales del siglo pasado, ante el deterioro que presentaba el órgano, promueve una recaudación de fondos para su restauración. A ella contribuyeron asociaciones como la de O rato no tubo y algunas instituciones, siendo muy meritorio el trabajo realizado por todos los implicados ya que hizo posible su recuperación  devolviéndole su esplendor pasado. Es también Canco López quién en 1989 lleva a cabo la iniciativa de la creación de estas citas musicales de las que este año celebramos el treinta aniversario y al frente de las cuales hoy se encuentra Marisol Mendive.

En esta ocasión el ciclo de órgano constituye el puente que va a permitir el binomio tradición-contemporaneidad al desarrollarse en paralelo la exposición Órgano, música e natureza, un proyecto de carácter coral que como transfondo a los conciertos amplía los límites disciplinarios de la música.

Como ya había sucedido en el veinticinco aniversario, el pintor Baldomero Moreiras toma las riendas como comisario de esta exposición en la que participan treinta artistas, la mayoría ourensanos, de diferentes generaciones y tendencias pero que han trabajado en torno a dos referentes comunes: música y naturaleza. La singularidad de la muestra tiene como punto de partida la inspiración que, en diversas circunstancias, la música produce en el artista plástico. Pintores, escultores, fotógrafos y grabadores nos presentan su mirada personal ofreciéndonos otra alternativa para acercarnos a estos referentes con un enfoque diferente.

Al tener lugar simultáneamente esta exposición con la celebración de los conciertos, invita a una interactuación de los sentidos permitiendo indagar entre la relación de la música y las otras artes. Por otro lado admite beneficiarse de la perspectiva actual que ofrecen las obras expuestas para poner en valor la música antigua.

Las treinta obras constituyen una cadena de miradas y mantienen un diálogo entre si sin renunciar a su diversidad, por ello es tarea del espectador estimular su imaginación para percibir ese entrecruzamiento.

En este amplio catálogo de artistas, imposible citarlos a todos, encontramos nombres como el del fallecido escultor Antón Gómez a quién con la presencia en la exposición de su obra Madeiras se pretende rendir un pequeño homenaje a su trayectoria artística. Llama la atención la obra Metrónomo de Jorge Varela en la que el escultor vuelca su creatividad en una obra de una gran delicadeza y profundamente inspirada en la esencia de la exposición. Ramón Conde nos sorprende con Acordeonista e lirista, una terracota de 1976 en la que ya evidencia el gusto por los volúmenes pero aun con mucha herencia autóctona. El comisario de la exposición, Baldomero Moreiras, participa con Gilda de Rigoleto. Se trata de un acrílico sobre loneta negra  en el que recoge un tema inspirado en el último acto de la opera Rigoletoen el que Gilda muere asesinada. En este caso el pintor auna la música con un tema de actualidad como es el de la mujer. La pintora Tareixa Taboada apuesta por llevar al lienzo a Euterpe, la musa de la Música, coronada de flores y con la doble flauta o aulos respetando así la iconografía clásica. Mientras Manuel Figueiras en su Serenata, opta por el marinero nostálgico tocando el bandoneón en el puerto, Lazcano lo hace por el guitarrista o el escultor Luis Cuevas por el saxofonista.

La naturaleza, como temática elegida también para esta exposición está presente en varias obras como Paisaxe de Carlos Costolla o enResonantes del fotógrafo Xoel Gómez. Ana Nieto, también fotógrafa, acude con Arena 50X60.

Órgano, música e naturezanos aproxima al panorama artístico ourensano desde una nueva perspectiva que exige una configuración en la mirada por lo que es justo reconocer el buen trabajo de Baldomero Moreiras para que sea posible esta confrontación visual entre las diferentes propuestas artísticas.

Por último, es de desear que iniciativas interdisciplinares como ésta se sigan impulsando, lo que permitiría conocer mejor la riqueza de nuestro patrimonio artístico y cultural, sin olvidar también la oportunidad excepcional que un ciclo de este tipo puede significar para la visibilidad de un pequeño ayuntamiento rural, en este caso el de Xunqueira de Ambía, para mostrar la riqueza de sus recursos culturales, a la cabeza de los cuales se encuentra la propia colegiata de Santa María La Real.

 

 

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