El mueble español en la ebanistería orensana
Publicado en Faro de Vigo (Ed. Ourense) 13 de agosto de 2023
El mueble español del Renacimiento, el genuino del siglo XVI, decorado con motivos tomados de los grutescos -seres fantásticos, bustos de guerreros y temas vegetales que se enredan sin perder la simetría- se inspira en formas italianas, las cuales se habían extendido por nuestra península por medio de grabados o por los propios artistas que los ejecutaban. El éxito fue tal que acabaron asimilando y adoptando un carácter hispano en el Plateresco. Estas formas pervivieron a lo largo de los siglos, con mayor o menor intensidad, así en los siglos XVII y XVIII el gusto por la decoración de grutesco pierde interés y solo se mantienen en algunos casos rezagada del siglo anterior. Será en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX, cuando el grutesco volverá́ con ímpetu ligado a la arquitectura historicista en su vertiente neorrenacentista, para extenderse luego a las artes decorativas. En el mobiliario lo hará con claras diferencias con la decoración plateresca de la que es heredera. Esta última fue valorada por los críticos como obra de arte, por calidad, contexto y significado, mientras que la decoración del mueble que nos ocupa se considera, desde el punto de vista técnico, más artesanal e incluso en ocasiones seriada y, desde el punto de vista iconográfico, carente de cualquier otro significado que no fuese el meramente decorativo.
El Historicismo, inspirado en estilos artísticos del pasado, triunfó dentro del gusto de una parte de la burguesía sobre todo de provincias. Ourense sería una de ellas en la que este tipo de muebles adquirió una gran demanda, sobre todo en la primera mitad del siglo XX coincidiendo con la consolidación de la clase media y de una incipiente clase obrera, que será la que contribuya a transformar los talleres familiares finiseculares en pequeñas fábricas que, aun manteniendo el carácter familiar, se abren a la modernización con una mayor mecanización. Ejemplo de esta evolución en nuestra provincia fueron Muebles Rodríguez, que llegaron a ser la empresa de referencia en el sector hasta los años sesenta del siglo pasado. Fue esta firma que aun produciendo muebles de diversos estilos, se convierte en un referente de la fabricación del mueble de estilo español, no solo en la provincia, donde existía una gran demanda, sino también en otros lugares.
Estos muebles, sin embargo, a pesar de ser demasiados sólidos y macizos para los espacios de los que disponen las viviendas urbanas, se convierten en sinónimo de categoría social e influyen en la imagen de su propietario. Así, la decoración del pesado mueble español se mantiene severa y erudita en el despacho profesional y se vuelve festiva y anecdótica en el comedor familiar, aunque esto, en un mercado de compradores de formación y gusto diverso, puede variar para ajustarse a los requerimientos del cliente.
En la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX se llevará a cabo una transformación social y económica que da paso a nuevos gustos y forma de vivir, aumentan los profesionales dedicados a la industria, al comercio y también a las profesiones liberales. Todos ellos demandan un despacho como símbolo de su estatus y de la nueva forma de recibir y trabajar. Lo mismo sucederá en las instituciones que coincidiendo con la entrada del nuevo siglo, realizan una importante transformación en varios aspectos, uno de ellos es la renovación de sedes lo que conlleva la dotación de nuevos despachos que reflejen la jerarquía y categoría del que lo ocupa de cara al ciudadano. Estos despachos los integran una serie de elementos entre los que son imprescindibles la mesa, el armario, que hoy llamamos librería, el sillón tipo frailero y las sillas para las visitas. También podemos encontrar mesas y pequeños muebles auxiliares, que llaman la atención porque casi todos tienen mucha labor de torneado del mismo modo que los pies de las lámparas. La decoración es uno de los elementos que definen estos muebles, ya que cubren su sólida estructura con un repertorio que, como ya hemos visto, su origen se remonta en el tiempo a modelos italianos y que fue evolucionando a estilos propios en los diferentes países. En España primero inspiró a nuestro rico y exuberante Plateresco y siglos más tarde, ya desvirtuado, al neorrenacimiento o estilo español.
En el ámbito familiar van a ser las zonas más visibles como el comedor y el vestíbulo las que se decoren con estos muebles, ellas son las que dan más información de la imagen del propietario. El mueble de estilo español que van a estandarizar Muebles Rodríguez y que va a hacer furor entre la burguesía ourensana es el comedor. El conjunto de este consta de aparador, trinchero, vitrina, mesa, seis sillas y dos sillones fraileros. Los tres primeros decoran sus puertas y frontis con escenas costumbristas que, al igual que sucedía con los grutescos, hay que entenderlas exclusivamente con una finalidad decorativa inspirada en ilustraciones, revistas y grabados de la época, con una preferencia por escenas festivas rurales. Escenas agrícolas, ferias y fiestas se repitan solo con variaciones en los paisajes de fondo, tratados en ocasiones de forma minuciosa deparando alguna sorpresa agradable. Se observa en algunos de ellos un interesante oficio y pulcritud en la técnica artesanal, fruto de un arte popular con fuertes raíces autóctonas al que la sociedad gallega era receptiva, mientras que los grutescos resultarían más seriados. Ello no impide que en los temas populares existan también algunos repertorios con modelos de figuras, que dieron paso a prototipos aplicables a diferentes piezas.
Como conclusión, debemos tener presente que los talleres de ebanistería ourensanos, al igual que muchos otros no va a ser fieles a todas las premisas del mueble español en lo que a decoración se refiere, sino que harán reinterpretaciones y mezclas de estilos. Cada uno va a tener sus preferencias, modelos y plantillas, lo que le va a permitir crear sus propios repertorios y prototipos iconográficos. Además, al tratarse de muebles de encargo, el cliente podía influir en la ejecución, en la elección de la madera, el diseño y sobre todo en la temática. Estas decisiones complicaban más todavía el enmarañado mundo decorativo de estas piezas.
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